Después de la tormenta

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Por: Luis Fernando Torres

“Después de la tormenta, viene la calma”, es un adagio elaborado desde lo más hondo de la siquis humana.  Un ser humano normal no espera que una tormenta le siga a otra. Se imagina la calma y, con ella, la paz.

La tormenta sanitaria y económica de los últimos cinco meses, se espera que comience a dar paso, por octubre, a la recuperación, luego del contagio comunitario, la probable aplicación de una vacuna y la inyección de recursos en la economía. Sin embargo, ese legítimo deseo de los ecuatorianos no podrá ser corroborado en los hechos. Seguirán los contagios, a un ritmo menor, la vacuna -si aparece- estará fuera del alcance de las mayorías, y la economía languidecerá con más desempleados, más negocios cerrados y una finanzas públicas exhaustas.

Y podría aparecer algo adicional, esto es, una reacción ciudadana en cadena por el descontento social, con manifestaciones en las ciudades, de las cuales extraería fuerzas el movimiento indígena para proyectar la gesta de octubre de 2019.

En el horizonte político español ya observan los analistas más perspicaces el florecimiento de movilizaciones una vez que terminen los subsidios para los desempleados y los negocios pequeños y medianos no logren reabrir sus actividades. A la tranquilidad actual le han llamado la de la “paz subsidiada”.

En Estados Unidos, la convulsión social en varias ciudades ha obligado a intervenciones militares federales para proteger la propiedad de los ciudadanos. En la última semana, el vandalismo ha llegado a extremos insospechables en las ciudades de Seattle, Portland, Lousville y Oakland. La demolición de monumentos es lo de menos frente a ataques a edificios judiciales, con bombas explosivas, o la ocupación de la calle central de Portaland, por millares de estadounidenses, que pernoctan en carpas.

El experto en prospectiva económica, Nouriel Roubini, ha llegado a decir que la elección presidencial, entre Trump y Biden, no se cerrará en los tribunales, como ocurrió con Bush y Gore, sino en las calles, en medio de violencia social.

Al arreciar la tormenta ecuatoriana será difícil encontrar un lugar para protegerse de su vigor. Si no aparecen datos sobre su probable mengua, lo más sensato es prepararse para sobrevivir en medio del vendaval, especialmente económico y social.   

@lftorrest   

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