La Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Las Viñas, situada en el corazón de Ambato, se ha convertido en un ejemplo palpable de cómo la voluntad técnica y el compromiso ambiental pueden transformar la calidad de vida en una ciudad pujante. No es solo una estructura de concreto o un engranaje invisible en el entramado urbano: es la fuente de un futuro más limpio para miles de habitantes.
En la actualidad, la planta trata 600 litros de aguas residuales por segundo, cifra que deja en claro la magnitud del esfuerzo detrás de cada gota que retorna al ambiente después de ser depurada. Este proceso, crucial para mantener la sanidad de los ríos y la salud pública, cumple además con rigurosas normativas ambientales, lo cual garantiza que Ambato continúe por la senda del desarrollo sostenible.
Pero el impacto trasciende lo técnico. Durante años, vecinos de barrios cercanos padecieron los malos olores generados por el tratamiento de aguas residuales. Hoy, gracias a la incorporación de tecnificación y mantenimiento especializado, la situación ha cambiado radicalmente. Equipos y procedimientos modernos permiten controlar los lodos y reducir al mínimo la emisión de olores molestos, devolviendo la tranquilidad a quienes viven en las inmediaciones de la planta.
La gestión integral va mucho más allá: en Las Viñas se extraen y tratan los lodos de las aguas para su correcto manejo, se mantienen equipos en condiciones óptimas y se planifican permanentemente mejoras para afrontar temporadas de altos caudales, como sucede en época de lluvias. Técnicos, operadores y autoridades trabajan codo a codo, conscientes de que en cada etapa del proceso está en juego la calidad de vida y el derecho a un ambiente sano para la ciudad.
Esta transformación ocurre en paralelo al fortalecimiento de otras infraestructuras de agua potable y saneamiento, como las plantas de tratamiento suplementarias y los reservorios que sostienen la vida urbana ambateña. Así, la ciudad no solo se abastece de agua limpia, sino que devuelve al entorno líquido tratado y libre de toxinas, recuperando la dignidad de sus ríos y protegiendo la biodiversidad aguas abajo.
Ambato demuestra que tecnología e inversión social pueden ir de la mano, logrando que la ciudadanía respire un aire más puro y se beneficie de una gestión adecuada del recurso más vital: el agua. Lo que hoy sucede en la PTAR Las Viñas es más que un avance técnico; es una señal de esperanza y un mensaje contundente: la calidad ambiental y la salud pública sí pueden ir de la mano del progreso urbano.







