Si no hubiera sido por el aeropuerto de Chachoán en Izamba, los ambateños hubieran estado completamente incomunicados con Quito. El aeropuerto permitió que avionetas trasladaran pasajeros, enfermos y algunos equipos entre Ambato y Quito.
Si el aeropuerto se hubiera convertido en parque o en mercado, como sostenían algunas autoridades, hubiera sido imposible el transporte aéreo. Decían los defensores de cerrar el aeropuerto que el de Latacunga era más que suficiente, olvidándose que ese aeropuerto es inaccesible cuando se cierran las vías entre Ambato y Latacunga.
El Aeropuerto de Ambato, a pesar de ser uno de los más antiguos del país, construido en 1945, no ha logrado adquirir mayor importancia en el mercado de vuelos comerciales y de carga. La principal razón puede ser por sus prestaciones, por ejemplo, la pista tiene 1.925 metros, en comparación con las pistas de los aeropuertos Internacionales de Quito y Latacunga que tienen 4.098 y 3.693 metros respectivamente.
Durante la paralización vial por el cierre de carretas en Tungurahua viarios turistas colombianos fueron beneficiados por vuelos humanitarios desde Ambato hacia Quito, para que retornen a su país.No es la primera vez que el aeropuerto de Izamba presta servicios de emergencia. El 2019, en octubre, fue utilizado, al igual que antes de ese año.
La lección del actual paro es, para los ambateños, tener autonomía frente a Latacunga, en materia de vuelos internos y de emergencia, olvidándose de convertir al aeropuerto de Chachoán en parque o en mercado. Fueron visionarios los que construyeron el aeropuerto, hace más de cinco décadas. Sería una irresponsabilidad que se destruyera la poca autonomía de Ambato en aeronavegación.