Amor patriótico

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Por: Álvaro E. Sánchez Solís

Ayer me encontraba recorriendo la Quinta de Juan León Mera, un lugar histórico donde vivió uno de los personajes más destacados de la historia ecuatoriana. No sólo escribió la letra del Himno Nacional, sino que también hizo invaluables aportes a la literatura y la política ecuatoriana. Su vida fue una carta de amor y compromiso con los más altos propósitos patrióticos.

Mientras repasaba su historia, reflexioné sobre cómo Ecuador fue construido sobre las sólidas bases de hombres que amaron a su patria y consagraron sus vidas por un futuro mejor para todos. Independientemente de las pugnas ideológicas del pasado, es necesario reconocer que personajes como Vicente Rocafuerte, Gabriel García Moreno, Eloy Alfaro, Juan Montalvo, Juan León Mera, entre otros, edificaron el Ecuador moderno, con sus virtudes y vicios más profundos, pero con un amor patriótico único e inquebrantable.

Hoy en día, existen «líderes» pusilánimes que, sin tener amor por su patria, saquean desvergonzadamente los recursos de los ecuatorianos, mienten y abandonan a su pueblo a la deriva. Urge la presencia de personajes que amen a la nación, con su historia, su gente y su cultura. Necesitamos gobernantes multidisciplinarios que se preparen en distintas áreas, con el propósito de poner todo su esfuerzo académico e intelectual en pro de un futuro mejor para nuestros pueblos.

Para alcanzar los grandes propósitos patrióticos es indispensable amar nuestra tierra. No hay destino glorioso que se nos resista si aquellos que nos guían conocen la dirección y protegen a su gente con un gran sentido de responsabilidad. No pido un presidente paternalista, sino un líder con un profundo conocimiento del país que aspira a dirigir. El amor por la patria surge desde la infancia, abandonando prejuicios racistas y dejando de promover falsas historias que, en lugar de alimentar ilusos relatos heroicos, como el de Abdón Calderón sosteniendo la bandera con la boca, desdibujan los orígenes de nuestra nación.

Debemos instruir a los niños para que amen sus raíces. Ecuador es el heredero de legados indígenas e hispanos, con todo lo que ello conlleva. Debemos aprender a abrazar nuestro pasado y trabajar para la prosperidad futura. Eso sí, siempre con amor patriótico.

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