Ambato, ciudad emblemática de la Sierra centro, celebra este 15 de junio el Día del Padre en medio de una historia de crecimiento poblacional, retos urbanos y sociales, y una tradición familiar que une generaciones. En los últimos 50 años, Ambato ha experimentado un crecimiento demográfico sostenido. En 1974, la ciudad tenía cerca de 182.431 habitantes; para el censo de 2001, la cifra ya alcanzaba los 287.282, y en 2022 el área metropolitana de Ambato superó los 551.000 habitantes, consolidándose como el núcleo urbano más importante de Tungurahua y la quinta conurbación del país. Este crecimiento ha estado impulsado por la migración interna, la urbanización acelerada y la búsqueda de oportunidades económicas, lo que ha transformado radicalmente el paisaje social y urbano de la ciudad. El crecimiento de Ambato, aunque vigoroso, ha sido en parte desordenado. La expansión horizontal sobre suelos agrícolas, la proliferación de construcciones informales y la deficiente regulación urbanística han generado desafíos para la sostenibilidad y la calidad de vida urbana. El 70% de las actividades económicas se realiza en suelos incompatibles con el uso actual, y la ciudad enfrenta la necesidad de actualizar normativas y mapas de riesgo. La administración municipal ha respondido con la actualización del Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) y el Plan de Uso y Gestión del Suelo (PUGS), que promueven el crecimiento vertical, la compatibilidad de usos y la regularización de construcciones, buscando un desarrollo más ordenado y resiliente. La inseguridad es otro de los grandes retos. Ambato, como muchas ciudades ecuatorianas, ha sentido el impacto de la crisis nacional en materia de violencia y delincuencia. El municipio ha invertido en videovigilancia, alarmas comunitarias, capacitación de barrios y la creación de un Observatorio de Seguridad Ciudadana, pero la solución exige coordinación interinstitucional y corresponsabilidad social67. La prevención y la cohesión social son hoy prioridades para garantizar una ciudad más segura y armónica. El Día del Padre, que en Ecuador se celebra el tercer domingo de junio, tiene su origen en Estados Unidos. En 1910, Sonora Smart Dodd propuso homenajear a su padre, un veterano viudo que crió solo a sus hijos. La fecha fue oficializada en 1966 por el presidente Lyndon B. Johnson y, en 1972, el presidente Richard Nixon la convirtió en ley. Ecuador adoptó la tradición, y hoy es una ocasión para reconocer a padres, abuelos y figuras paternas en todas sus formas. En Ambato, la celebración se vive en familia: reuniones, agasajos, actividades escolares y expresiones de gratitud marcan la jornada. Más allá de los regalos, el Día del Padre es una oportunidad para reflexionar sobre el rol fundamental de los padres en la construcción de la ciudad y el tejido social. Ambato es hoy una ciudad moderna, resiliente y diversa, gracias al esfuerzo de generaciones que han enfrentado terremotos, migraciones y cambios sociales. En este Día del Padre, la ciudad reconoce el aporte de quienes, con trabajo y ejemplo, han sido pilares del desarrollo y la convivencia. Los desafíos de la planificación urbana y la seguridad requieren del compromiso de todos, pero es en la familia —y en la figura del padre— donde se siembran los valores que sostienen la esperanza de un futuro mejor.







