El sonido de la libertad

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Por: Álvaro Sánchez Solís

En Canoa, Ecuador, funcionaba una red de pornografía y explotación sexual infantil. 400 niños fueron rescatados una vez que intervino la organización Operation Underground Railroad. Esta escena, pese a lo dura que se lee, no es excepcional. En el mundo existen centenares de redes de tráfico de niños con fines de explotación sexual o laboral. Esto quiere decir que miles de niños, diariamente, son separados de sus familias y puestos al servicio de pedófilos que pagan por este tipo de actos.

Es imposible no estremecerse, sentirse incómodo y fruncir el gesto cuando nos impacta la realidad con estos datos tan desalentadores. No obstante, una peor sensación es ver esto plasmado en una película. El filme «Sound of Freedom» cumple un rol de choque en lo emocional con escenas que indignan hasta las lágrimas a cualquier persona que la vea. La película, magistralmente producida por Eduardo Verástegui, muestra el testimonio de Tim Ballard, el CEO de la ONG que mencioné antes, con respecto al rescate de niños inmiscuidos en redes de tráfico. La cinta se centra en la historia de dos hermanitos hondureños que son secuestrados y vendidos a diferentes personas con propósitos sexuales. Tim Ballard, personificado por Jim Caviezel, se embarca en la misión de salvar al niño y a la niña de sus captores.

De lo mostrado en pantalla por Verástegui, también podemos identificar cuáles son los factores que coadyuvan al cometimiento de estos crímenes: zonas de abandono estatal, donde las familias y, en especial, los niños se encuentran en situación de vulnerabilidad; la poca atención y apoyo de los servicios de inteligencia para destapar estas redes; la corrupción en varias instancias estatales, cuyos funcionarios, especialmente de migración y aduanas, se encuentran vinculados a estas redes; entre otros.

La película nos convoca a reflexionar sobre esta situación, a exigir mayor apoyo por parte del Estado para garantizar la seguridad de los niños y constituye un llamado para que, desde nuestras trincheras, podamos actuar en lo que nos sea posible. Una película que me conmovió y que exhorto a los demás a que la vean y, consecuentemente, descubran, más allá de sus burbujas, que afuera hay niños que sufren y que ningún niño está completamente exento de caer en una red así. Palabras fuertes, pero reales.

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